Esta semana ofrecemos como nuevas publicaciones en Editorial Comuniter.
En El mejor lugar hay mucho de crónica periodística, algo que su autor, José María Royo, lleva en la masa de la sangre. Hay mucho también de la mejor novela negra, ambientada en los estertores del franquismo y la transición. Cuatro décadas de metamorfosis históricas y cambios sociales que transportan a los personajes de la novela y al propio lector hasta la España de hoy.
Pero, ante todo, El mejor lugar es el relato trepidante de una historia de amor desesperada, una pasión intensa, sublime y violenta por momentos. Una pasión tóxica que sus protagonistas ingieren unas veces con las calculadas dosis de los adictos a las drogas, y otras veces a tragos largos, con la sed desesperada de los suicidas.
Después de dejarnos boquiabiertos con Profesiones de futuro, un verdadero hallazgo literario publicado en esta misma colección, Pepe Royo nos obsequia esta gran novela, redonda y magnífica, donde se confirma no sólo como un narrador sobresaliente, sino como un profundo conocedor de la naturaleza humana.
Prepare el lector la mente para sumergirse en la corriente impetuosa de esta historia de amor y de crimen, busque el mejor lugar para leer y disfrute este baño de la mejor literatura.
En segundo lugar, tenemos la opción de lo que nos propone Herminio Lafoz, Estaba yo tocando el banjo. Memoria incompleta, 1969-1983.
De entrada, debo decir que estas páginas no son unas memorias o, por lo menos, unas memorias al uso. Y además responden a una motivación muy concreta. En un libro de Javier Delgado (Uno de los nuestros) soy citado una sola vez y en negrita: Javier me recordaba en la Facultad de Filosofía y Letras tocando el banjo. Me pareció interesante como hallazgo. Yo, que no he tocado en mi vida el banjo (y muy mal la guitarra), podía pasar a la Historia grande, recordado por una inexactitud. De ahí me vino la idea, y de que Antonio Martínez Valero me recordaba la cita de Javier Delgado continuamente, de escribir sobre mis años de Universidad, comenzando en 1969 cuando empiezo mis estudios de primero de Comunes.
No se trataba de contar todo, sino reflexionar, me decía, sobre cómo una generación de españoles procedentes de las clases bajas, aunque no proletarias, pudimos estudiar una carrera universitaria en pleno franquismo. Este fue un viaje en el que entré como niño, hijo de una familia conservadora, de derechas, vaya, y salí como un joven con ciertas ideas sociales que le irían acercando irremisiblemente a la izquierda. Por otra parte, nada nuevo. Es lo que pasó a miles de chicos y chicas como yo. En cualquier caso, conviviendo con una Universidad convulsa, con un país convulso, yo estaba «tocando el banjo», ahora acertadamente como metáfora.
Finalmente tenemos la opción de Regreso al Sáhara.
Este no es un libro de geografía, tampoco de economía, ni de política. Es un poco de todo eso, pero es también un libro personal, en el que se narran las vivencias y sentimientos íntimos del autor.
Por eso aparecen en él cuestiones que sonarán a los españoles con edad suficiente como para haber hecho el servicio militar obligatorio, pero en absoluto se trata de un libro de historias de la «puta mili».
Fuente: https://www.editorialcomuniter.es