Barcelona 1970. Todos los que son alguien en la Barcelona pública y en la Barcelona secreta de aquel franquismo de impasible ademán y ropa remendada, se dan cita en el Hotel Manila.
En el Manila reina Jordi Brotons, su joven director que había comenzado como botones, cocinero antes que fraile en los fogones de aquel convento cosmopolita y profano. Apoyado por el comisario Ripoll, un tipo singular y mucho más honrado que lo que podía ser un poli de la época, desentrañará una complicada trama en la que no falta ningún ingrediente de la novela negra.
La intriga gira en torno a cierto viejo mapa en el que mucha gente (demasiada) parece estar interesada. Lo quieren unos y otros, y hasta lo quiere “alguien” en el palacio del Pardo, lo que en aquel entonces suponía en la práctica que iba a acabar en el Pardo sin remedio. Pero he aquí que el mapa en cuestión lo tiene el joven Jordi Brotons, un hombre de recursos que no se dejará despojar fácilmente.
Manila Hotel es una novela ágil, fresca y apasionante, hábilmente construida con el buen oficio y el talento narrativo de Jordi Siracusa.