Este es un libro articulado alrededor del agua. De una parte se narra, atípicamente, un recorrido por la mitad norte de España, y por la otra, este se hila para componer un conjunto de relatos, novelas breves, centrado en las gentes, sus reacciones, su integración con el medio, sus amores, sus salvajadas, siempre con la mirada en todos los casos del agua, de unas aguas salvajes todavía en unos paisajes incomparables. Los diez relatos que la componen proporcionan un muestrario de sensaciones. Nove-las breves, escritas bajo el rigor de la Historia, en torno a la guerra de la Independen-cia por Osma y el río Lobos y al medievo en Sepúlveda y el Duratón. Dos historias de nuestra guerra civil contadas con paisaje asturiano de la Senda del Onso y el Pozo de los Humos salmantino, como son La conciencia de una bestia y los maquis del Trubia. Las rías baixas y la Ribeira Sacra se unen en un relato sobre las uvas milenarias del cañón del Sil y la fariña, el polvo blanco que marcó a toda una generación. Hay espa-cio para un relato intimista sobre el eucalipto, el ovó, y otro sobre A Costa da Morte y la historia de pescadores con el inmortal título del cuadro de Sorolla de fondo. Una historia de desamor y perdón en el marco de los Picos de Europa —el peregrino— y un relato a modo de thriller en Gulpiyuri dan paso a la última, a una sinfonía inacabada que compendia el libro, la historia dedicada a Castrosaguas, un pueblo que no existe, pero que está en la mente de muchos.
Un volumen que aspira a que se lea con gusto, que ayude a pensar, y que almacene todas las sensaciones que la persona lectora pueda entresacar de un libro.