Los españoles estaban realmente ilusionados tras siglos de opresión, por fin iban a ser ciudadanos y ciudadanas, pudiendo tener un Estado que garantizaría educación, derechos políticos, laborales y sociales, y si los representantes de las clases opresoras se lo intentaban impedir, no lo iban a conseguir sin lucha.
Así que la ciudadanía salió a defender la República, porque la percibían como el instrumento para acabar con el feudalismo político del que habían sido víctimas durante generaciones. La organización del Ejercito de la República quedó mutilada por la evidencia de que la mayoría de los mandos estaban en el grupo insurgente.
Las milicias de los sindicatos y los partidos pidieron armas y fueron organizándose con mejor o peor fortuna. La evolución de las operaciones militares, tras vislumbrarse el mapa de zonas controladas bien por el Gobierno bien por los sublevados, era sencilla, ocupar y resistir. Frente a ataque, contraataque.
Para ello se vio la necesidad de crear un nuevo Ejército Popular de la República, por contraste con el comandado por los rebeldes que traicionaron su obligación de obediencia a los representantes políticos legítimos.
Los sueños tienen esperanza de verse realizados, si estás dispuesto a luchar por ellos. Este es nuestro homenaje a quienes por esto lucharon hace 80 años por las tierras del Altoaragón.