Antonio Martínez Arredondo, padre de la mundialmente famosa bailarina Alicia Alonso, fue un médico veterinario al que el Ejército cubano le encomendó buscar caballos andaluces para salvar la diezmada cría de Cuba.
El consagrado científico procuró el permiso de sus superiores para que en aquel viaje, que duraría un año, lo acompañara su familia. Alicia era una niña y, porque su abuelo español le pidió que aprendiera los bailes de la madre patria, marcó su nacimiento como mito de la danza mundial en Jerez de la Frontera.
Luis Hidalgo Ramos, siguiendo los pasos del padre y la hija, dirigió para la Televisión Cubana, en España y la isla antillana, el documental «Danza de crines».
Desde que el realizador inició su viaje a la península ibérica, compuso décimas que narran las hazañas de Antonio y Alicia y su tránsito tras las historias de ambos.
Ahora, en este libro, presentamos esos versos y esas inquietudes.