Alegrías en Andalán
Malas fechas para celebraciones: no las haremos multitudinarias, físicas, con abrazos y brindis. No, no está el horno. Pero sí para comunicar a nuestros colaboradores, lectores, amigos, algunos desde la lejana fecha fundacional de 1972, otros muchos en las dos últimas décadas del siglo, ya virtuales, unas cuantas noticias que hacen referencia a miembros del equipo: Labordeta, Luis Alegre, Paco Uriz, Pedro Arrojo y Luis Granell. Repóker de ases.
[…]Y, en fin, pero no en último lugar, el nuevo libro de Luis Granell, geógrafo y periodista de larga y prestigiosa trayectoria revelado en los años del júbilo como un escritor de excelente estilo, extraordinaria documentación también, gran sensibilidad y estupenda memoria (el truco es el block). Regreso al Sáhara (Comuniter) relata, en una primera parte intensa, emocionante, los quince meses que allí pasó en servicio militar a comienzos de los 70, hace casi medio siglo. El mundo del Ejército y sus tics, la vida en El Aaiún –ciudad geométrica de 40.000 habitantes, diseñada por ingenieros-, la importancia del Casino Militar, el Zoco Viejo, las picardías de los allí nacidos para sobrevivir y ganar algo en aquella última colonia (llamada eufemísticamente “provincia”). Y “el primer recuerdo recuperado de aquel tiempo es el de la íntima, inútil negativa a perder mi condición de civil”. Entre otras novedades: primer viaje en avión, el cuartel (“miserables barracones rodeados por un murete de piedra, que en algunos lugares desaparecía bajo la arena de las dunas”; “no había duchas, tan sólo unos lavabos que únicamente podíamos utilizar los domingos. La higiene diaria se reducía a un baño en el mar”). En contraste, a punto de comenzar a explotar sus fosfatos, Bucráa era un poblado de considerables dimensiones, con agua, electricidad y comodidades inimaginables: la mayor instalación minera que jamás ha tenido España: liberalidades que el franquismo no tenía en la metrópoli. Y para ese chico díscolo pero reservado y prudente, “la lectura de Cuadernos y de los primeros números del recién nacido Andalán eran, aparte de las cartas de mis padres, mi único contacto con la vida anterior”.
Ya no era posible volver ahora, cuando controla el territorio abandonado por España el Marruecos regido por un corrupto apoyado por Estados Unidos. Cuarenta años después, en los que ocurren, resume Granell, “la lamentable forma como España salió en 1975 de la que había sido su colonia. Después, la guerra que el Frente Polisario libró con los ejércitos marroquí y mauritano que habían ocupado su país; la creación de la República Árabe Saharaui Democrática; el abandono por Mauritania, duramente castigada en la guerra…; el cambio de táctica de los marroquíes y la construcción del muro, plagado de minas…; el exilio de la mayor parte del pueblo saharaui; su asentamiento en los alrededores de Tinduf, en la hamada argelina; el acuerdo de alto el fuego de 1991; el tan reiterado como impune incumplimiento por Marruecos de las decisiones de Naciones Unidas…” Luis vuelve, por tanto, a otro mundo que reconstruye, desde su conocimiento y su cariño por él, descubriendo grandezas y miserias, generosidades y pillerías, en un cuadernos viajero que recuerda al maestro Leguineche. Una excelente colección de fotos ilustra como de buen periodista, la doble crónica.